Nuestra participación como mujeres dentro del liderazgo femenino es un concepto que se asocia a un mayor compromiso social, trabajo colaborativo, versatilidad de ideas y cambios positivos. Es decir, hace referencia al empoderamiento de la mujer en el mundo profesional, ocupando cargos directivos o liderando equipos; convirtiéndose en un factor clave para el fortalecimiento de estructuras laborales.
De acuerdo al reporte Women in Technology 2021, realizado por PageGroup en América Latina, se evidenció que el 30 % de las posiciones de liderazgo en la región está ocupada por mujeres. Por ello, es necesario entender que el liderazgo femenino, va más allá de un reto profesional, pues significa una oportunidad de generar un legado para las futuras generaciones que ven en nuestra función un ejemplo y oportunidad de superación.
Según cifras de Unicef, en República Dominicana hay más de 100.000 niñas sin acceso a una educación formal y solo el 56,7 % de las niñas completan la escuela secundaria. Con esto en mente, la necesidad de convertirnos en referentes permite que las niñas de hoy tengan una imagen a la cual aspirar, y puedan convertirse en mujeres con un rol activo en la sociedad.
Desde pequeños nos invitan a buscar modelos a seguir. Pero, ¿qué pasa cuando no te identificas con ninguno? ¿Cómo puede una niña soñar con transformar el mundo si no se ve reflejada en él? La representación femenina en el ámbito laboral es necesaria porque demuestra que ninguna industria es exclusiva de un género, permitiendo que las niñas puedan desarrollar su potencial sin barreras ni prejuicios.
Por esta razón, desde mi rol como líder empresarial en Barrick Pueblo Viejo, trabajo activamente por reducir las brechas laborales, generando un espacio seguro para las mujeres en el sector minero y contribuyendo no solo al desarrollo de la industria en República Dominicana, sino también al legado para miles de niñas en nuestro país.